martes, 25 de agosto de 2009

Se fue

Se fue, sin explicaciones, sin remordimientos, sin culpas. Se fue y me dejó llena de dudas, llena de rabia, llena de angustia. Me quedé con miles de palabras en los labios, con miles de caricias en mis manos. Estuve ahí, noches y días, llorando su ausencia, invocando su recuerdo, abrazando nuestros sueños, anhelando su regreso. El se fue y no miró atrás, caminó certero, dejando atrás miles de historias, miles de besos. Siguió con su vida, encontró nuevos amores, nuevos sueños. Y yo seguí esperando, conteniendo las lágrimas, los reclamos, la ira que por momentos me atrapó. El tenía una vida nueva, sin cabida para el pasado, sin espacio para amores viejos.


Me quedé con el corazón destrozado, con el alma triste, con la mente frustrada. Se fue y me olvidó antes de irse. Se fue y lo extrañé antes que se fuera. Se fue y a veces pienso que ambos nos fuimos, porque ya no estoy ahí, porque me cansé de esperar en vano, porque mi corazón sabía que él nunca volvería. Me fui porque supe sus mentiras, porque lloré sus engaños, porque me quemaron sus excusas. Seguí caminando y de vez en vez miraba atrás, como queriendo encontrarlo, como intentando recuperar las promesas rotas, los sueños fracasados, las palabras de amor vacías. Nunca volvió, más intento alcanzarme o quizá yo lo alcancé.


Me miró a los ojos y dijo lo mucho que me extrañaba, lo mucho que le hacía falta; mi alma entera se deshizo, mis manos temblaban y un nudo en la garganta apretaba fuerte las palabras que tanto tiempo silencié. Quise decir todo al mismo tiempo, más preferí callar de nuevo. Al corazón no se le engaña, y el mío entendió que esas palabras eran falsas, que las caricias eran frías, que no había sentimientos en esa mirada. Justificó sus acciones, expresó sus reclamos y yo hacía como que lo oía, como que entendía, como que le creía. Aún sabiendo sus mentiras, aún sabiendo sus traiciones, lo miré y le dije que lo amaba y estallé en llanto, no por lo que me había dicho, no por que entendiera algo, lloré porque necesitaba cerrar las heridas, porque abrí los ojos,  porque era la despedida.


Dejé de sentirme culpable, porque nunca lo fui. Dejé de buscar razones donde no había, dejé de anhelar su presencia, renuncié a sus besos, desistí de buscarlo, abandoné su recuerdo, me aparté de su vida. El tiempo que estuve con él fui honesta, entregué mi corazón, me comprometí con lo que fuimos y también con lo que quisimos ser; le di mi tiempo, mis sonrisas, mis consejos; compartí con él mis sueños, le abrí las puertas de mi vida. Fui una gran pareja, con defectos, con errores, pero siempre entregué todo, siempre lo apoyé, siempre estuve ahí para reír, para llorar, para darle palabras de aliento. Él también estuvo conmigo cuando pudo, cuando quiso, cuando no me juzgó, cuando hizo a un lado su orgullo y siempre fui agradecida, siempre supe reconocer su esfuerzo. Fui honesta aún cuando no me convenía, me hubiese gustado que eso fuera recíproco.


Se que ese amor marcó mi vida, se que siempre llevaré sus recuerdos, pero ya no duelen más; yo le lloré como se le llora a los muertos, arreglé mi pasado, tranquilice mi presente, asimilé su ausencia y lo enterré con todas las angustias, con todos los reclamos, con todas las heridas. Me propuse ignorar su fantasma, que de vez en cuando rondaba mi existencia, dejé de hablarle porque solo un loco le habla a los muertos; le perdoné todo para que pudiera partir en paz a encontrarse con otros muertos.


Hoy estoy llena de vida, llena de amor, llena de ilusiones. Mis días son brillantes, alegres, serenos. Hoy sonrío solo porque estoy viva, porque tengo sueños por cumplir, metas que alcanzar, experiencias por vivir, historias que contar. Mi fe sigue firme. Creo en el amor sincero, apasionado, espontáneo, tierno, sin condiciones, sin prejuicios, sin secretos. Me creo digna de ser amada y también me creo capaz de amar con todo el corazón, con toda la razón, con toda el alma. Hoy le di una nueva oportunidad a la vida, al amor; me di una oportunidad a mi misma, de empezar de cero, sin corazas, sin resentimientos, sin miedos. Hoy atesoro más que nunca todos los errores que he cometido porque sin ellos nunca hubiera tenido la oportunidad de aprender tan valiosas lecciones. Hoy no cambiaría nada del pasado, no me arrepiento de lo que he vivido, de lo que he sentido. Hoy todas las piezas están en donde deben estar.


A él no lo odio, por el contrario, siempre le guardaré un cariño especial por todo lo que significó en mi vida. De corazón espero que sea muy feliz, que cumpla todos sus sueños, que viva intensamente, que él y su familia estén llenos de bendiciones; deseo que su carrera esté llena de éxitos, que su corazón esté libre de resentimientos, que su vida esté llena de gozo y alegrías. Espero que encuentre a su compañera de vida, que forme la familia con la que tanto sueña, que se de la oportunidad de amar con todo su ser y recibir ese amor de regreso. Deseo que sea fuerte para enfrentar los problemas con sabiduría, que sea honesto para estar tranquilo consigo mismo, que sea perseverante para alcanzar sus metas.


Ya no es mío ni yo soy de el, no somos el uno del otro…somos dueños de nosotros mismos, de nuestras vidas, de nuestros sueños. Vamos por caminos distintos, pero correctos para cada uno. No lo perdí ni el me perdió, simplemente nos fuimos. No lo lastimé ni me lastimo, ambos nos lastimamos más el tiempo es sabio y cura las heridas y sólo nos deja cicatrices para no olvidar lo que aprendimos. No le mentí y no me mintió, yo me mentí a mi misma, fui necia y no quise ver lo que a gritos él me pedía que mirara porque no tenía el valor o las fuerzas para decirme las cosas. No lo odio y estoy segura que el tampoco me odia, porque al final los dos sabemos que a pesar de las tormentas, los buenos tiempos nos dejaron huellas imborrables y una sonrisa en los labios al contemplarlas.  


Ya no lo amo, más amo lo que fuimos.


La frase del día: The greatest thing you'll ever learn is to love and be loved in return (Moulin Rouge)

No hay comentarios: